- ¿Cómo amaneciste Jaz? - me preguntó mi madre
-Pues, bien mamá - le respondí con tono entusiasta
-Estás muy alegre hoy
-Supongo que sí, tuve un entretenido fin de semana
- ¿así describirías tu fin de semana?
- ¿que estás insinuando mamá?, solo me divertí un poco. Tú sabes, diversión sana
-No preguntaré nada más en ese caso. Sólo te veo sonriendo, así que supongo que eso es bueno
-Claro que es bueno mamá. Bueno voy a salir un rato, ya regreso
-Aún no desayunas
-Comeré en el camino. Chau mamá
Me vestí apresurada y me fui al Mall (centro comercial), tenía ganas de comprar algo, aún no estaba segura de que es lo que exactamente quería comprar, pero seguí mis impulsos y me fui a una tienda de cosméticos, la verdad no soy una experta en esas cosas pero ahora tenía una nueva necesidad, necesitaba verme atractiva, así que compre lo que según yo me haría verme de esa manera, un lápiz labial rosa pálido y máscara para pestañas. Salí de la tienda y me dirigí al patio de comidas a comprar un sandwich de helado, justo cuando empecé con el primer bocado sonó mi teléfono.
- ¿hola?- contesté
- Hey Jaz - me dijo la voz de Roberto- ¿cómo estás?
-Hey Robert, no me esperaba tu llamada.
-Solo quería saber cómo te encuentras.
- Pues, estoy bien para ser sincera. ¿tú cómo estás?
-De maravilla, dormí como un niño gracias a tu beso de buenas noches.
- ¿así?- dije sonrojada mientras hablaba por mi teléfono- es bueno que te haya sido tan productivo
-A mi también me gustaría. Pero ahora estoy en el Mall y mi helado se esta derritiendo por completo en mi mano.
- Yo estoy en una calle cerca de ahí, esperame diez minutos, y te encontraré ahí.
- Estoy en el patio de comidas, y supongo que terminaré el resto de lo que queda de mi helado. Te esperaré.
- Entonces, nos vemos
-Nos vemos, chau
Ya ni siquiera podía explicarme a mi misma lo que estaba sucediendo entre Robert y yo, pero la idea de estar juntos me gradaba cada vez más. Me senté en una banca y acabe mi helado, miré mi reloj cuando derrepente alguien me tapó los ojos y me susurró al oído.
- ¿disfrutaste tu helado? - mientras me quitaba las manos de encima
- Robert, casi me matas del susto.
- Esa era la intención - me respondió con una sonrisa
-Te crees muy astuto ¿no?, Yo te mataré de un susto, ya verás, me vengaré
-No puedes conmigo, y eso ya lo sabes.
Nos acercamos y nos dimos un suave beso
-¿Me extrañaste?-le pregunté
-Cómo no extrañarte ni siquiera un instante.
-Sabes exactamente que decirme - le sonreí
-Contigo cerca siempre sé qué decir
-Robert, me sonrojas demasiado, por favor no continues
-Está bien Jaz, no te diré nada más, tampoco quiero incomodarte
-No es que me incomodes, simplemente no aún no me acostumbro a tus halagos
-Te irás acostumbrando. Te gustaría acompañarme a almorzar
- Pues no sé, dime a dónde peinsas ir
-Pues hay un restaurant de comida cantonesa por aquí cerca
-Suena bien
-Entonces supongo que eso significa que sí
Disfrute mucho el almuerzo junto a Roberto, no quiero admitirlo pero creo que me estoy enamorado de él. Siempre fui la mejor amiga de un gran chico, y me acostumbre a estar con esos “perdedores”, ahora por fin tenía la oportunidad de dejar de ser “la mejor amiga” y formar realmente parte de su vida.
- ¿Te acompaño a casa?- me pregunto Roberto
- Si serías tan amable… - le respondí con una sonrisa
- Vamos, te acompaño
Me acompaño a casa como todo un caballero, bueno yo lo sentí de esa forma. Me dio un beso de despedida en el umbral de la puerta, pero simplemente tenía ganas de continuar besándolo, él se dio cuenta y se rió.
- ¿qué te parece tan gracioso – le dije
- Que realmente deseas que me quede
- ¿y qué tiene de malo eso? - me reí
- Sé que te encanta estar conmigo y para ti es difícil admitirlo
- Está bien… es difícil admitirlo, es que me siento rara, tú sabes
- Te entiendo, no te seguiré molestando con el asunto
- Bien, entonces, no sé, me preguntaba si te gustaría acompañarme en casa para , no sé, tal vez mirar un poco de televisión juntos
- Me encantaría
- Bien, entonces entra
Roberto se sentó en el sofá, mientras que yo tomé el control remoto de la televisión y me senté recostándome en él. Mi madre salió de casa diciendo que iría a casa de una amiga suya, así que teníamos la casa sola para los dos. Roberto me miró sonriéndome y yo le devolví la sonrisa. Me tomó del mentón y de pronto estábamos besándonos otra vez, pero está vez era más intensamente, con mucha más pasión que el día anterior, yo me sentía volar entre sus brazos y no quería que él se detenga, le correspondía mordiendo sus labios con tantas ganas que durante un instante sentía que le hacía daño y me detuve, él me miró directamente a los ojos y volvimos a besarnos. El sabor de sus labios me era más agradable cada vez que lo besaba, era el sabor más dulce que yo haya probado. Nos detuvimos nuevamente y me dijo algo que jamás imagine, siempre soñé con oír esas palabras algún día y esa tarde juntos se hizo realidad mi sueño, porque era la primera vez que alguien las dijo con tanta sinceridad; “Jazmín, te amo”. Fue entonces que mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad y comencé a llorar como una tonta, pensé que mi llanto arruinaba el momento, y en medio de sollozos le respondí “Yo también te amo”. Él me beso la mejilla y nos quedamos abrazados durante un momento, puse mi oído en su pecho y supe que él se sentía tan emocionado como yo tras oir el sonido de su corazón. “Sabes que lo mío nunca fue un juego, y jamás te lastimaría, solo quiero pasar el resto de mi vida junto a ti”.