CAPITULO 08: SATRIANI
Me recosté a tomar una siesta mientras que esperaba a que llegara Roberto, cerré los ojos y rápidamente me deje llevar por el hechizo de Morfeo. Recuerdo que vi a mi padre, de pie, con su ropa de trabajo y lo vi tan claramente, de la misma forma de cuando aún era una niña, él estaba sano y en perfecto estado, caminando con expresión de calma en su rostro. Luego se fue, y el cielo y todo alrededor se puso gris y vi gente hostil, con mirada penetrante y rapidamente me vinieron los recuerdos de todo lo malo que me ocurrió en el pasado, vi a mi madre llorando conmigo en la calle, me vi a mi misma acompañada de ese mal hombre que embarazo a mi ex mejor amiga.
De pronto sentí que me jalaban de la mano fuertmente y abrí los ojos.
-Jazmín, despierta querida - dijo mi madre
- Mamá - dije sorprendida - tuve un mal sueño
- sí hija, lo sé.
- Ve y dile a Roberto que me espere cinco minutos, quiero arreglarme
Me lavé la cara e hice el intento de maquillarme, y salí a saludar a Roberto.
- hola Robert
- Jaz, no quería ser inoportuno, disculpame si te molesta mi presencia
- Hay por favor Robert, no te preocupes llegaste justo a tiempo para sacarme de mi pesadilla
- ¿Estabas descansando?
- Pues la verdad, solo hice el intento pero tuve un mal sueño. Bueno ¿y ahora que haremos?
- Traje unas películas, y como sé que nos gusta la misma música, pensé que te gustaria este CD con los solos de guitarra que más me gustan.
- Eres demasiado bueno Robert, gracias. Wow, Satriani es genial
- No es nada Jaz, tu sabes, me gusta verte felíz.
- Sabes, ¿porque no damos unas vueltas por ahí y luego regresamos a ver las pelis?
-buena idea.
Tomamos nuestras chauqetas y nos dirigimos al parque, ya que solo estaba a un par de cuadras de mi casa. Nos sentamos en a culumpiarnos un rato, puesto que como era un día nublado no había muchos niños alrededor.
- ¿Recuerdas la época de la universidad?- me preguntó Roberto
- Sí... cómo no recordarla - le dije con una leve sonrisa
- Cuando nuestro pasatiempo era jugarnosla de rockeros
- por supuesto, cantando a dúo y riendonos de tonterías. Eramos lo mas "cool" de la universidad.
-y tú de enamorada con ese tipo que embarazó a Marina, la verdad nunca me cayo bien
- Cambiemos de tema, o me enojaré y nunca más te hablaré.
- está bien, cambiemos de tema niña hermoza
- hay nooo Roberto, no me gustan los halagos excesivos de tu parte. Me gusta ese Roberto tosco y jugueton como eras antes
- bien Jaz, no te hablaré nada más del tema. Contigo es caso perdido
Regresamos a mi casa a paso lento, conversamos de las cosas de antes, música y películas. Cuando llegamos a casa ya eran casi las siete de la noche, y nos pusimos a ver una película de artes marciales. Eran casi las diez cuando recoste mi cabeza sobre su hombro, y me acaricio los cabellos. Sentí que la piel se me ereziba, no sé si por el nerviosismo o el miedo de que mi mejor amigo me este dando cariño.
Lo miré fijamente a los ojos y el acercó su rostro, y aunque sabía que me odiaría a mi misma por dejarme llevar por el momento deje que me besara y yo le correspondí, talvez necesitaba ese beso suave y lento, no puedo negar que me encantó la forma en que jugaba con mis labios, así que lo tome de la mano, y me acomodé más cerca de él. Abrí los ojos lentamente y él me estaba mirando, quizé decirle que sentía verguenza de lo ocurrido, pero no me lo permitió. Estaba completamente hipnotizada por el momento. Nos besamos por más de media hora, él miro su reloj, y dijo que era hora de despedirse, nos dimos un último beso de despedida, y se fue.
Sabía perfectamente las consecuencias que tendría por involucrarme con mi mejor amigo, pero quería correr el riesgo con él, ya no soy una adolescente y merezco ser correspondida por lo menos una vez en mi vida. Esa noche escuche el CD que Roberto me obsequió, en especial la melodía de Satriani, me recordaba todos los mejores momentos que pasamos juntos por todos estos años.
- Eres demasiado bueno Robert, gracias. Wow, Satriani es genial
- No es nada Jaz, tu sabes, me gusta verte felíz.
- Sabes, ¿porque no damos unas vueltas por ahí y luego regresamos a ver las pelis?
-buena idea.
Tomamos nuestras chauqetas y nos dirigimos al parque, ya que solo estaba a un par de cuadras de mi casa. Nos sentamos en a culumpiarnos un rato, puesto que como era un día nublado no había muchos niños alrededor.
- ¿Recuerdas la época de la universidad?- me preguntó Roberto
- Sí... cómo no recordarla - le dije con una leve sonrisa
- Cuando nuestro pasatiempo era jugarnosla de rockeros
- por supuesto, cantando a dúo y riendonos de tonterías. Eramos lo mas "cool" de la universidad.
-y tú de enamorada con ese tipo que embarazó a Marina, la verdad nunca me cayo bien
- Cambiemos de tema, o me enojaré y nunca más te hablaré.
- está bien, cambiemos de tema niña hermoza
- hay nooo Roberto, no me gustan los halagos excesivos de tu parte. Me gusta ese Roberto tosco y jugueton como eras antes
- bien Jaz, no te hablaré nada más del tema. Contigo es caso perdido
Regresamos a mi casa a paso lento, conversamos de las cosas de antes, música y películas. Cuando llegamos a casa ya eran casi las siete de la noche, y nos pusimos a ver una película de artes marciales. Eran casi las diez cuando recoste mi cabeza sobre su hombro, y me acaricio los cabellos. Sentí que la piel se me ereziba, no sé si por el nerviosismo o el miedo de que mi mejor amigo me este dando cariño.
Lo miré fijamente a los ojos y el acercó su rostro, y aunque sabía que me odiaría a mi misma por dejarme llevar por el momento deje que me besara y yo le correspondí, talvez necesitaba ese beso suave y lento, no puedo negar que me encantó la forma en que jugaba con mis labios, así que lo tome de la mano, y me acomodé más cerca de él. Abrí los ojos lentamente y él me estaba mirando, quizé decirle que sentía verguenza de lo ocurrido, pero no me lo permitió. Estaba completamente hipnotizada por el momento. Nos besamos por más de media hora, él miro su reloj, y dijo que era hora de despedirse, nos dimos un último beso de despedida, y se fue.
Sabía perfectamente las consecuencias que tendría por involucrarme con mi mejor amigo, pero quería correr el riesgo con él, ya no soy una adolescente y merezco ser correspondida por lo menos una vez en mi vida. Esa noche escuche el CD que Roberto me obsequió, en especial la melodía de Satriani, me recordaba todos los mejores momentos que pasamos juntos por todos estos años.
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